domingo, 28 de mayo de 2017

Portonovo (y Sanxenxo) de 14/01/17 a 15/01/17

Ya en la provincia de Pontevedra, nos adentramos en la Comarca de O Salnés (¡otra que Frodo!). Pasamos por Vilanova de Arousa y desayunamos en A Illa de Arousa (muy bella), estuvimos en O Grove, por la Illa da Toxa (un lujo) y por Cambados (el Pazo de Fefiñáns estaba cerrado). Los castillos gallegos están mayormente destruidos y bastante tuvo que ver la Revuelta Irmandiña (1467-1469). Que otros sientan orgullo por sus castillos aún en pie; yo siento orgullo por los castillos que no están.
En la mágica Ermita de A Lanzada todo nos hace soñar. "En el lugar donde presuntamente se encontraba un faro fenicio o quizas romano, se construyó un castillo del que existen referencias en el siglo X [...] Aquí hubo un castro, una factoría comercial, una necrópolis romana y ya en épocas medievales una fortaleza con una capilla que ha llegado hasta nuestros días y que cuenta con una gran devoción". Agreguen a esto el ritual las Nueve Olas de FecundidadDos milenios de creencias. Paganos, castrenses, fenicios, romanos, cristianos medievales... La ermita se encuentra en funciones y todo el patrimonio arqueológico está siendo debidamente explorado. Me corrijo; no sólo funciona la ermita, sino que está cuidadísima y la belleza del entorno quita la respiración.


Bien dijo el poeta que no hay camino; que se hace camino al andar.

Un pariente mío (quien seguramente no era poeta) intentó vanamente desandar; retornó a su pueblo de origen, Portonovo, en la Ría de Pontevedra, décadas después de haber emigrado. Tomó un taxi hacia allí y cuando el conductor le indicó que ya habían llegado a su destino comenzó una discusión cuyo eje era, palabras más, palabras menos: “Esto no es Portonovo, me lo va a decir a mí”. Desandando el camino hacia el puerto fue identificando lugares y reconociendo rostros, hasta que no le quedó más remedio que aceptar lo que su memoria le negaba.

Diez días después de haber pisado suelo español me encontraba yo a las puertas de lugar en el que habían crecido mi abuela materna y mi padre, y del que habían partido a principios de la década del ‘20 y del ‘50 del siglo pasado, antes de la visita de los reyes de Bélgica en el verano de 1961 y bastante antes de que la centenaria villa de pescadores se fuera transformando en un balneario.

Naturalmente, había ya una Portonovo en mi cabeza, aquella de la que había escuchado y leído, especulado e imaginado, toda mi vida; hasta hice un curso de lengua gallega el año anterior y leí novelas, vi películas... “Emoción” no es un concepto que haga justicia a lo que sentía. Luego de una pequeña confusión entre Casa Alvarito y Pensión Alvarito pudimos dejar nuestro equipaje y comenzar a desandar, mi esposa ya una gallega honoraria debido al amor que le puso al planeamiento del viaje.

Caminamos bordeando la ría hacia el puerto; almorzamos allí, en el Restaurant La Lonja. Como mi pariente Jesús, del que conté la nota del principio, me resistí a creer que ese pueblo lleno de locales cerrados por el invierno era mi Portonovo imaginado. En el bullicio del almuerzo, poco lo vinculaba con el lugar que mi abuela y mi padre habían abandonado por diversas circunstancias de la vida.
Aún lleno de extrañeza, caminamos hacia la estatua de A Peixeira (¡cuán importante el papel de la mujer del pescador!) y las playas de Canelas, Paxariñas y Caneliñas; luego a visitar la Capilla de Santa Catalina. Como mi madre me había referido a dos primas con las que no se había vuelto a contactar por años, yo había corroborado sus domicilios gracias a la gentileza de algunos vecinos en Facebook. ¿Conocen ustedes la importancia de los cruceiros en Galicia? Al llevar los cajones de los muertos a hombro las procesiones se detenían momentáneamente frente a ellos. Mi abuela me contaba que la casa de su padre se encontraba frente al cruceiro (luego supe que era del barrio de Enxido); creí identificar la casa de la prima Dora pero, dudoso, no me atreví a llamar a su puerta. Seguimos caminando y nos encontramos con otro elemento importante del paisaje tradicional gallego: hórreos -en funcionamiento-; nos dirigimos luego al Cementerio de Portonovo, donde reconocí muchos de los apellidos de mi árbol genealógico y fuimos también hasta Adina para visitar la Parroquia de Santa María Adigna. Más tarde nos dirigimos a conocer a Giovanni, de profesión peluquero, marido de Josefa, quienes nos recibieron en su hogar y luego nos llevaron hasta la casa de la otra prima, Dora.
Estuvimos más de un mes en España y cada día fue maravilloso, pero sólo me sentí en familia este fin de semana gracias a las primas de mi madre y a sus seres queridos. Ver allí un álbum de festejo de quince años donde aparecían mis padres y mi hermano, o fotos de mis propios hijos que no podía creer que hubiesen llegado tan lejos, me llenó de alegría.
De vuelta en la pensión traté de localizar con ayuda de los administradores a un vecino que muy generosamente se ofreció a facilitar una copia de la película El Hereje (1958), filmada allí; sería largo extenderme en las idas y vueltas de la anécdota, pero conste que no la conseguí aún -aunque no me resigno; hasta tenía un pendrive con forma de grelos comprado ad hoc. Extenuados y felices, comimos muy livianamente en la habitación y nos fuimos a dormir.
A la mañana siguiente nos levantamos muy temprano y recorrimos el extenso y cuidado sendero costero, realizado en madera, pasando por las playas de Silgar y Baltar, hasta la vecina Sanxenxo, donde desayunamos plácidamente hasta que una gaviota nos robó una croissant que fue gentilmente reemplazada por el personal del lugar. Creo que la gaviota habrá pensando, ¡qué descuidados son estos porteños (de otro puerto, del de la quinta provincia gallega)!
Nos llevaron a comer garbanzos y pulpo (delicioso) A Cova de Ons y a compartir una copa en A Taberna de Cata y en Pepa a Loba (donde nos sirvieron de tapa lacón con grelos; gracias Romina Trovato por poner nombre a mis recuerdos) y luego disfrutamos de un almuerzo familiar. Más tarde Dora nos esperaba para mostrarnos vistas de la isla de Ons e ir a la casa de María Elena; finalizamos el día con una verbena espectacular en la vecina Arra (por las fiestas de San Amaro y San Marcial).
Antes de irnos a la mañana siguiente pasamos por una librería; tuve en mis manos un libro, relativamente caro pero definitivamente difícil de conseguir -sobre el que me hubiese abalanzado hasta hace muy poco-, acerca de la historia del municipio local. Volví a colocarlo en el estante; jamás me gustaron las sobreactuaciones (me parece que destacan lo que a uno le falta). Es importante mirar hacia el pasado, pero también entender que todo cambia, que ese camino recorrido por los que estuvieron antes que uno es como un río, siempre el mismo y a la vez siempre diferente. Recordé al poeta: “al andar se hace el camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver a pisar”.
No necesito ningún libro más sobre el sitio de mis orígenes; llevaré a Galicia y a Portonovo en mi corazón lo que me reste de vida (y con ello me basta).
(TODAS LAS FOTOS HAN SIDO TOMADAS DE MI CUENTA DE INSTAGRAM @elviajeroinvernal) 

sábado, 27 de mayo de 2017

Santiago de Compostela (y Costa da Morte) desde el 11/01/17 hasta el 13/01/17

 "Santiago, donde la lluvia es arte"



Comenzamos nuestra recorrida -bajo la lluvia, apropiadamente- por el Parque de la Alameda, donde se encuentra ubicado "La Perona", el pino que Evita plantó en 1947 y goza de perfecta salud.


Llegamos luego a la Praza do Obradoiro, donde advertimos que el célebre Pórtico de la Gloria se encontraba en  restauración (son cosas que pasan; a respirar profundo, contar hasta diez y al próximo atractivo).

También pudimos ver el Pazo de Raxoi, la Universidade de Santiago de Compostela, el Hostal dos Reis Católicos, entramos a la propia Catedral (e hicimos una excursión por sus techos, donde la guía nos contó que ese mismo día se estrenaba la miniserie "El Final del Camino" -la cual vimos religiosamente mientras permanecimos en la penísula-).

En la Praza Quintana de Vivos vimos la Placa al Batallón Literario ("Por rescatar a Fernando, y acabar con Bonaparte, unióse Minerva a Marte"). Era 1808 y frente a la invasión francesa los estudiantes fueron al campo de batalla, pero para que Juan Ignacio de Armada Caamaño Ibáñez de Mondragón y Salgado de Sotomayor, marqués de Santa Cruz de Rivadulla los pudiera mandar le otorgaron doctorados de todas las facultades :-)

Visitamos también el Museo de la Catedral y dos botafumeiros en la biblioteca (la réplica en plata y el original en latón). En realidad, al verdadero lo sustrajeron en época napoleónica, junto con muchos otros objetos de metales preciosos. El botafumeiro se puede ver en funcionamiento en la Catedral en ciertas fechas litúrgicas, en alguna misa por acuerdo especial de algunas instituciones o pagándolo un grupo de turistas.

Visitamos asimismo el Museo de las Peregrinaciones y el Museo do Povo Galego donde se encontraba la Dorna do Grove "Rosa"; mi abuela Rosa llegó a Buenos Aires en la década del '20 y empezó a trabajar como niñera. Había dejado en Portonovo a su familia; muchos hermanos menores. Juntó dinero, volvió y le compró el barquito a mi bisabuelo, quien le puso su nombre (que es también el de mi madre). Cuando mis padres volvieron al pueblo en los noventa, les contaron que estaba en la sala dedicada a las actividades marineras del Museo do Pobo Galego

En el Panteón de Galegos Ilustres ilustres presentamos nuestros respetos a Castelao y a Rosalía de Castro, pionera del Rexurdimento con versos como: 
«Has de cantar,
meniña gaiteira,
has de cantar,
que me morro de pena.»

Comimos unas Tartas de Santiago mientras caminabamos por las callejuelas milenarias y cenamos en una cafetería llamada Las Vegas;  disfrutamos raxo y bacalao.

Creo que nunca pensé que se podrían hacer tantas cosas con el cerdo; infinitas clases de embutidos, chorizos, recetas de todo tipo con el lomo y todo lo que se les pueda ocurrir. 





El jueves 12 partimos hacia la Costa da Morte. El nombre no es gratuito; es completamente ilustrativo. Y de ello pueden dar cuenta una enorme cantidad de barcos naufragados y de marineros muertos.

A lo largo de ella hay infinidad de poblados pesqueros, antiguos y bellísimos.

En A Coruña visitamos la Torre de Hércules. Me impresionó por su historia, por su antigüedad. Pero también por su temprana y adecuada conservación. 

Ascender por esa escalera es una experiencia inenarrable. Y al alcanzar su cúspide la emoción es inefable.



Teníamos reservada en Madrid una prolongada excursión en Segway, que jamás habíamos utilizado.

Al bajar de la torre un muchacho muy amable y paciente se ofreció a enseñarnos a usarlo y los alquilamos media hora; fuimos hasta los menhires (que son un conjunto escultórico; no son auténticos).



Almorzamos en Camariñas (y en mi cabeza sonaba "Ao pasar por Camariñas, por Camariñas, cantando, as nenas de Camariñas quedan no río lavando. Camariñas, Camariñas xa me vas camariñando, por unha de Camariñas vino no mundo penando" -recomiendo versión de Rosa CedrónLuar na Lubre-) tortilla, empanada gallega y queso de tetilla

Vimos el Parque Eólico do Vilán (respecto al aprovechamiento energético español -y a la infraestructura en general- chapeau, hay que sacarse el sombrero) y también el Faro Vilán

¿Dónde termina el Camino de Santiago? Algunos dicen que en Muxia y otros en el finis terrae Fisterra (oportunidad para conseguir la Muxiana y la Fisterrana si no se logró antes la Compostela) donde hay un faro y el busto del General Don José de San Martín.



La imagen de los barcos en el puerto de Muxía quedará para siempre en mi memoria.

El viernes 13 desayunamos en 25 de Julio. Vimos las reliquias del Apóstol Santiago; lo abrazamos, cual es la tradición. Nos despedimos con El Monasterio de San Martín Pinario y las deliciosas galletitas de las monjas en el Monasterio de San Pelayo de Antealtares.



(TODAS LAS FOTOS HAN SIDO TOMADAS DE MI CUENTA DE INSTAGRAM @elviajeroinvernal) 

Camino de Santiago Lunes 09/01/17 al Martes 10/01/17


Una vez vi una guía de restaurantes en la cual el crítico tenía la honestidad profesional de poner el ícono de una manito junto a las reseñas de establecimientos de cuyos dueños era amigo; admitía que su objetividad se encontraba comprometida.

El Viajero Invernal, salvo una bisabuela balear, podría protagonizar la película "7 de 8 apellidos gallegos". Así que todas las notas que sigan, desde ésta en adelante hasta que abandonemos Galicia, ustedes consideren que junto a ellas hay una manito, porque la emoción me va a ganar.





Obviamente puede haber gente que no sepa qué es El Camino de Santiago (The Way of Saint James). Para todos ellos (y para los que sí lo saben) les recomiendo la película El Camino/The Way dirigida por Emilio Estévez y protagonizada por Martín Sheen (hermano y padre de Charlie Sheen, respectivamente, todos ellos con ascendencia gallega).


Pueden encontrar abundante información sobre El Camino en internet; el mismo está señalizado, a través de las ciudades incluso, por la imagen de una concha de vieira. Para resumir, primero deben optar por uno de los caminos. Sí, son muchos; nosotros optamos por el más tradicional, el camino francés. Luego deben elegir el medio de transporte; a pie, en bicicleta, a caballo. 



Y decidir si van a querer una certificación que tiene determinados requisitos o a cumplir (La Compostela); como nosotros decidimos ir en auto, no existía la posibilidad de certificación.

Debo aclarar que el camino en auto no va sobre el propio camino; se cruza con el en diversos puntos donde puede observarse a un lado de la ruta desplazarse a los peregrinos.

Que uno tome el camino francés no quiere decir que uno tenga que empezar necesariamente en Francia; optamos por hacer los últimos quinientos kilómetros, así que los territorios a recorren pertenecerían a Castilla-León y a Galicia. 

Comenzamos entonces en las Ruinas del Monasterio de San Antón, bastante conservado lo que aún queda en pie y con cartel explicativo.


Muy lindo Castrojeriz. Dice la Wikipedia: "Se cree que fue la antigua Castrum Sigerici. Tiene configuración de pueblo del Camino. En esta calle-camino hay varias iglesias y edificios notables. Hay un castillo en lo alto, en ruinas, que tiene mucha historia. Fue fundación del conde Muño (o Nuño Núñez), que defendió la fortaleza a finales del siglo IX contra los árabes. Antes había sido fortaleza celtíbera, romana y visigoda."




Y como no sólo de Historia vive el hombre (y la mujer) aprovechamos para probar unos deliciosos pinchos en El Patio

Estaban deliciosos y la gente fue muy atenta y nos atendieron estupendamente.




Visitamos el Rollo Gótico Jurisdiccional de Bobadilla del Camino (siglo XV). Aquí es donde se ataba a los condenados para exponerlos a la vergüenza pública; espero que como monumento nacional sea respetado, porque a mí se me ocurre que en Buenos Aires se utilizaría para las despedidas de soltero (pobres solteros atados a la reja del obelisco o similares).


Luego quisimos visitar la iglesia de Santa María la Blanca en Villalcázar de Sirga pero se encontraba cerrada. Consejo contra la frustración: en un viaje a Europa, planeen muchas más cosas de las que van a poder realizar realmente; un 20% va a estar cerrada o en refacción/restauración, por  más precauciones que tomen. ¡Foto en la puerta y al atractivo siguiente que hay mucho por disfrutar!

No me quiero olvidar del almuerzo en Puente Villarente en el Hostal Restaurante La Montaña; la cocinera nos presento un plato con lomo, papas fritas, morrones, huevos fritos, chorizo colorado en rodajas. Cuando lo probé se me llenaron los ojos de lágrimas y me sentí por primera ve verdaderamente en España.

Luego circulamos por el Puente de Paso Honroso



Pasamos la noche en el Hostal Juli (sencillo y acogedor, muy recomendable) y visitamos la Iglesia de los Santos Justo y Pastor en San Justo de la Vega.

Comenzamos el nuevo día pasando por un pueblo maragato; Castrillo de los Polvazares. Averigüen acerca de los maragatos que son un pueblo muy interesante.

Morriña es una palabra del idioma gallego que describe un sentimiento que se refiere especialmente a la añoranza de la tierra de donde procede uno.”

Habiendo transitado el día anterior la parte del Camino de Santiago correspondiente a León nos aprestamos a ingresar a Galicia. Pero antes debíamos pasar por la Cruz de Ferro, un crucero a 1500 msnm, donde el peregrino debe dejar una piedra. El clima era espantoso e iba empeorando en el ascenso; cielo plomizo, niebla, frío y una ventisca que calaba los huesos. A decir verdad, era viento propiamente dicho el que se escuchaba (y vaya cómo).

Nos dirigimos luego a las "Fauces Gallaetiae" (Pedrafita do Cebreiro). Quería encontrar el mojón de
entrada a Galicia, el que se correspondía a la foto de fondo de la pantalla de mi celular. No me importaba que estuviese lleno de graffitis: lo quería abrazar, me quería sacar fotos, besar el suelo al estilo papal. Les aseguro que el clima era en extremo inclemente; como podrán adivinar, mi entrada apoteósica no sucedió. Por el contrario, mientras aún estaba dudando si un mojón blanqueado a la cal al que había fotografíado desde la ventanilla del automóvil era aquel que buscaba, ya me topé con el cartel que decía “Bienvenido a Galicia”.

Había soñado mi llegada a Galicia una y mil veces, tomando en cuenta diversos aspectos. Uno
predominante era el clima; para el Día del Padre, entre otros regalos relacionados con el viaje, me obsequiaron un paraguas y un piloto. “Galicia, la esquina verde” de España; bastaba mirar las estadísticas de precipitaciones y uno podía explicarse el porqué. Y puestos en ese tren, como dicen los gallegos: Se chove, ¡que chova! Sinceramente, me hubiese defraudado mucho si no llovía. No desees mucho algo, porque se te puede cumplir. Apenas llegamos a O Cebreiro, diluviaba. Los cuarenta días y las cuarenta noches; todos juntos. Me sentí feliz. Continuando con la galleguidad, quisimos ir a conocer la primera palloza que veríamos por dentro (como las del poblado de Ásterix); se me vino todo el orgullo celta de golpe al corazón y me duró... hasta que leímos el cartelito que tenía colgado. “Cerrado por vacaciones”.

Lo último que se pierde es la esperanza, dicen; el Santo Grial no nos podía fallar. Si está allí desde
el milagro del año 836 (ya era viejo cuando los Reyes Católicos lo visitaron en 1486). Y sí, allí estaba. Lo que me divirtió más era ver un grupo de monjas excitadísimas y a la vez contenidas que esperaron que nos retiráramos y luego sí, dieron rienda suelta a un fanatismo y alegría dignos de unas grouppies adolescentes.

Ya en el restaurante de la posada que se encuentra allí, nos dejamos abrigar por el caldo gallego.
Mientras masticaba trabajosamente (posiblemente por el nudo en la garganta que tenía de emoción) un polbo á feira que de cualquier modo distaba de estar en su punto justo, pensaba acerca de si es posible volver a donde uno jamás estuvo y llenar ese vacío del alma. “Morriña es una palabra del idioma gallego que describe un sentimiento que se refiere especialmente a la añoranza de la tierra de donde procede uno.”

Proceder es más que nacer.
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jueves, 25 de mayo de 2017

Burgos, Domingo 08-01-17



Top five personal de atractivos en Burgos:

1) Cartuja de Miraflores

2) Museo de Burgos ( Tizona)

3) Catedral de Burgos (Papamoscas)


4) Museo de la Evolución Humana


5) Museo del Arco de Santa María








Burgos en pocas palabras:

- Burgos es el lugar ideal para transportarse en espíritu a la baja edad media. Allí el tiempo se desdibuja, entre los andares del Mío Cid y los preparativos fúnebres de Isabel la Católica. ¿Quién dice que los viajes en el tiempo no existen?





Curiosidades:

Fascinante el tema de los cartujos y su estilo de vida. Su aislamiento, su silencio. Toda la intermediación para visitar el lugar sin afectarlos. Realmente el tiempo se detiene aquí. Y se pueden comprar sus productos; créanme que no es la tienda de merchandising habitual.





                                                                                    Fragmentos de mi diario:



- Desayunamos en Viva La Pepa (hermosa vista de la Catedral).


- Fuimos al Museo de Burgos donde se encuentra la Tizona


- Visitamos el Museo del Arco de Santa María (donde hay un hueso de El Cid, la llave de Burgos y un cofre con Tierra de Vivar).


- Conocimos la Catedral (donde se encuentra el célebre Papamoscas y la tumba de El Cid y Doña Ximena bajo el Cimborrio).



- Almorzamos en 100 Montaditos


- Vimos la Iglesia de Santa Gueda (donde El Cid le creyó al rey que no había tenido parte en la muerte de Sancho II) y encendimos una vela     (electrónica) por 10 centavos.


- Lamentablemente el Castillo de Burgos se encontraba cerrado, al igual que las Iglesias de San Esteban y San Marcos.


- Caminamos por el Paseo del Espolón (3 km hasta el convento).


- Descubrimos la Cartuja de Miraflores (con la tumba de Don Juan II, Isabel de Portugal y el infante hermano de Isabel La Católica).


- Entramos al Museo de la Evolución Humana.


- Culminamos el paseo en la Chocolatería Ibáñez 





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