sábado, 17 de junio de 2017

León (y Las Médulas) 18 y 19 de Enero de 2017

     A Mirta Martínez, nieta de un leonés.
     A Estela Gavela, "la leonesa" ;-).


Temíamos el frío de León; confirmando su fama, en nuestro breve paso previo por San Justo de la Vega las sábanas eran de polar. Sin embargo, encontramos una ciudad acogedora; cuando uno analiza el viaje que hizo y piensa "me sobraron días en tal lado y me faltaron en tal cual", pues bien, en León nos faltaron.


Del Hotel Infantas de León lo que recuerdo es que la habitación era tan cómoda que nos volvimos temprano de recorrer para disfrutarla; viniendo de gente que durante este periplo estuvo en doce hoteles (y un departamento), es una buena señal.


Llegamos a El Bierzo con la intención de comprar sus famosas cerezas en aguardiente (y lo hicimos posteriormente). Me pasé el resto del viaje consumiéndolas (y tratando que el líquido del frasco no se desbordara). 

Quiero hacer una mención especial a la señora que nos atendió (y más importante aún, nos educó) en el Aula Arqueológica. Una señora menudita y muy fina, lamento saber su nombre, grande en todos los demás sentidos, que puntero láser en mano nos fue habilitando las salas, casi para nosotros solos. Y con la claridad y brevedad que sólo posee el que sabe, se salió del libreto para explicarnos mejor que nadie el paso del labriego al empleado, de lo rural a lo urbano, en el noroeste peninsular. 
Imperdibles Las Médulas (y creo no suficientemente publicitadas por nuestros lares) se observan mejor desde el Mirador de Orellán. Con los castaños milenarios que llevaron los romanos para alimentar a los esclavos, montañas reventadas desde dentro por fuerza hidráulica a través del método ruina montium. De verdad, algo que no se ve todos los días en cualquier lugar. 

En mi podio de catedrales se encuentran La Sagrada Familia y Catedral Mezquita de Córdoba, por diferentes razones. Vimos tantas otras, que tuve que implementar algún método mnemotécnico para recordarlas. Con la Catedral de León la elección de la característica destacada fue muy sencilla; los vitraux, recientemente restaurados, son simplemente impresionantes.


Visita obligada el Museo de la Catedral; un muchacho que sabía muchísimo nos mostró entre otros tesoros el Arca de los Marfiles (donde se guardaron los restos de San Juan Bautista) y el Cáliz de Doña Urraca, otro posible Santo Grial. 

Para calentarse, que mejor que el chocolate con churros frente a la Basílica de San Isidoro de León. Sobre opiniones se pintan colores, a veces el chocolate se considera de mejor calidad cuanto más espeso es. No lo sé, todo el chocolate que probé en España estaba tan rico y reconfortaba tanto el alma que no puedo evaluar.


Una aclaración antes de comentar sobre el Panteón de los Reyes Leoneses. Otro sepulcro real (no). "España es Asturias, el resto es reconquista". Es así; pero una vez comenzada La Reconquista, el Reino de León y el Condado de Castilla fueron España mucho tiempo. Sarcófagos de 12 reyes, 10 reinas y ocho infantes, en un marco pictórico mural muy interesante, que ha sufrido los embates de la invasión francesa.

El Convento de San Marcos es uno de los monumentos más importantes del Renacimiento español. El modernismo aflora en la Casa Botines. Lamento que estuviese cerrado el Musac, pero el edificio de este Museo de Arte Contemporáneo es tremendamente llamativo desde fuera. Las Murallas de León se remontan a la época Augusta y pueden ser transitadas por encima. 


( TODAS LAS FOTOS HAN SIDO TOMADAS DE MI CUENTA DE INSTAGRAM @elviajeroinvernal 








sábado, 10 de junio de 2017

Ribeira Sacra (Monforte de Lemos) Martes 17/01/17

El bosque animado

Ustedes no me van a creer, pero en Galicia los bosques hablan.

Yo también era incrédulo y en ese estado de incredulidad nos dirigimos a la Ribeira Sacra, entre las provincias de Lugo y Ourense. 


Estacionamos el auto en el Mosteiro de San Estevo de Ribas de Sil. Dispuestos a un par de horas de senderismo, comenzamos a recorrer el Cañón do Sil, donde existe un conocido mirador llamado Balcóns de Madrid, que es realmente muy bello, con una gran vista panorámica. 


Caminamos por el sendero, el suelo tapizado de hojas doradas, los árboles desnudos cubiertos por musgo; un entorno increíblemente mágico. 

Repito: el bosque en Galicia habla si estamos dispuestos a escucharlo. La mayor parte de las cosas que me dijeron no las puedo compartir, pero sí nos sugirió que siendo ya hora de almorzar fuéramos a visitar la población de Castro Caldelas.

Este pueblo realmente nos encantó; está cuidadísimo. Tenía una fortaleza, destruida en las Revueltas Irmandiñas y vuelta a construir como castillo. Voy a volver a este punto más adelante porque lo interesante de esta historia no termina aquí.


Almorzamos en la Pensión Restaurante Caldelas Sacra en el cual pedimos el menú: caldo gallego, empanada gallega, pescado, costillas; todo muy rico y la señora que atendía, muy amable, creo que era cocinera y dueña. Su hijo estaba llamando por teléfono, uno por uno, a quienes habían reservado habitación para la Festa dos Fachós (hay todo un culto tradicional al fuego) dos días después, para advertirles que el comedor estaría cerrado porque todo el mundo iba a comer chorizos en la celebración. La señora nos destacaba que en una ocasión el fachóns le había caído en la puerta, sin gran perjuicio más allá del susto. 



Hace un par de siglos, durante la Guerra de Independencia durante la invasión napoleónica, el fuego también había tenido protagonismo cuando en represalia por un ataque los franceses hicieron quemar la villa y el castillo. 


Tanta caminata y tanto hablar de fuego fuego nos provocaron una sed de aquellas que no se calman con agua. Era curioso ver en las laderas de las montañas viñedos escalonados en un ángulo increíble, muy sorprendente. El concepto de Vitivinicultura Heroica (que comparten con otros lugares del mundo).


Partimos entonces hacia Monforte de Lemos, donde nos alojamos en el Hotel Ribeira Sacra que al entrar tiene unos muy lindos exhibidores con cerámica local. 


Caminamos por el casco antiguo de la ciudad hacia el Centro de Interpretación del Vino, donde hicimos una visita y degustación del varietal Mencía; existe una Denominación de Origen Ribeira Sacra.


Quiero terminar esta reseña volviendo al tema del Bosque Gallego, y citando lo que dice éste último sitio web que lo promociona: 



"El aire húmedo se mezcla con el aroma de nuestros árboles, del musgo, de las hojas secas que crujen a nuestro paso y, de fondo, el sonido del agua que, a través de los ríos y regatos, se va abriendo paso sinuosamente hasta alcanzar el mar. 

Hay que permanecer atentos en el recorrido, pues estos bosques, muchos de ellos insondables, acogen en su seno una fauna y una flora dignas de admirar.  Tupidos robledales, encinares, bosques de abedules y castaños que, inmóviles y silenciosos, esperan que os acerquéis a ellos y recorráis sus paisajes, dignos de la Galicia más mágica."

(TODAS LAS FOTOS HAN SIDO TOMADAS DE MI CUENTA DE INSTAGRAM @elviajeroinvernal) 




domingo, 4 de junio de 2017

Hacia Orense (Puenteareas & Cristiñade) Lunes 16 de Enero de 2017

Comenzamos la jornada tratando de visitar el Castillo de Sotomayor, que se encontraba cerrado (en este caso, no por reformas; sólo no era el día adecuado para visitas). Visitamos luego la ciudad (y municipio) de Puenteareas, una zona que ha aumentado su población porque jóvenes provenientes de Vigo se radican al ser su mercado inmobiliario más accesible. Disfrutamos del almuerzo en Pizza Plus, una pizza deliciosa, fina y crocante, frente a un curioso monumento de homenaje a un ciclista local, Álvaro Pino. No estuvimos suficiente tiempo allí porque nuestro destino era una aldea rural llamada Cristiñade.


No todos mis antepasados fueron pescadores; algunos de ellos, por parte de mi abuelo materno, eran labradores. Es por esta razón que llegamos a este pequeño poblado e intentamos infructuosamente localizar el lugar original en el que se encontraba su casa, que ya sabíamos había sido reemplazada por una nueva construcción; nos ayudó en la búsqueda mi prima Zaixe Slava.

Hay una casa cultural llamada Antorchas que se nota muy activa y había entablado comunicación con un vecino llamado Saturnino que se ofreció muy amablemente a ayudarme, pero no lo supe coordinar bien.


Por tal motivo mis opiniones acerca de este lugar serán superficiales y podríamos decir de algún modo, impresionistas. Visitamos el cementerio donde reconocí muchos apellidos de mi árbol genealógico; vimos por fuera la parroquia que se encontraba cerrada y caminamos por las calles del pueblo.

Creí ver dos mundos allí; una parte más tradicional, casas de piedra, viñedos, vecinos adultos mayores atendiendo sus labores. Estas pequeñas parcelas están mezcladas con otras residencias de construcción moderna, tal vez casas de fin de semana; el pasado y el presente, entremezclados. Mi búsqueda aquí era más abstracta y lejana que en relación a mis orígenes en la ría. Citando a Roberto Arlt:

“Paisaje de brujería. De magia blanca, roja y negra. Bosques de terciopelo oscuro y montañas de papel azul. Valles que son bahías de sonrosados mares de nubes. Neblinas azuladas flotando sobre los viñedos. Quebradas verdes, con oscuridades verticales que nos recuerdan a Don Xigante. Alturas rocosas con castillos de piedra disimulados por bosquecillos.

La atmósfera feérica, de madreperla, flota en torno de la vegetación quieta, estática. Se pueden contar los troncos de los árboles separados; cada colina tiene a la mitad de su pendiente, un bosque ovalado; las montañas no son muy elevadas, pero todas se desgarran en valles donde se cree poder ver legiones de espíritus, surgidos del fondo de la tierra.

El paisaje gallego es fresco, espiritual. Y hacia donde se mire, o en lo alto de una pendiente, o en el fondo agreste donde corre un riachuelo, casas de piedras. Escenografía terrestre, permanentemente adornada de sociedad humana, bajo cuyos techos de tejas de piedra, humean los troncos en la lareira, piedra del hogar en la típica cocina gallega.

Por la noche, las neblinas atlánticas flotan aquí hasta en los más calurosos meses del verano. Los puertecillos de las rías penetran hasta los valles. La superposición de bosque, piedra y agua, es quiméricamente fantástica. Las innumerables leyendas de duendes, tesoros


enterrados, xorguinas (persona ducha en sortilegios o hechicerías) y espíritus de la naturaleza, no sólo se justifican ampliamente, sino que si tales leyendas y tradiciones no existieran, su falta constituiría una grave laguna para el estudio de la psicología montañesa. El reino de lo maravilloso es complemento inevitable del paisaje gallego.”
Llegamos a la noche a Orense y visitamos la Catedral de Orense casi a oscuras con el rezado de rosarios como música de fondo. Si pueden visitar alguna catedral de noche y con poca iluminación, no lo duden.

Otra visita peculiar para realizar de noche fue la que hicimos a Las Burgas; el recuerdo del vapor de las aguas termales emergiendo es memorable.


(TODAS LAS FOTOS HAN SIDO TOMADAS DE MI CUENTA DE INSTAGRAM @elviajeroinvernal)