sábado, 29 de julio de 2017

De Salamanca a Mérida (20 de Enero de 2017)


«Quod natura non dat, Salmantica non præstat» (en español: Lo que la naturaleza no da, Salamanca no (lo) otorga) 


Le cuento que aunque hay cosas que Salamanca no otorga, hay cosas que sí (y son muy buenas).


La entrada a la Universidad de Salamanca es bellísima, pero quisiera destacar por sobre todas las cosas el clima de ciudad estudiantil que tiene. Hay gente joven yendo y viniendo, cantidad de bares y frescura en el aire. Debo admitir que me dio un poco de envidia. Pensar en poder dedicarse en ese momento de la vida a estudiar y también a convivir y socializar con tus pares.


Esta ciudad tiene la peculiaridad de tener conjuntamente (y contiguamente) una Catedral Nueva y otra Catedral Vieja, cada cual con su arquitectura peculiar. Subimos a las torres y el tejado y vimos el campanario



El espacio de la escalera era tan estrecho que había una especie de semáforo que indicaba cuando se podía bajar o subir. Nos sucedió algo parecido al pasar por algunos puentes antiguos aún en uso. Arquitectura y urbanismo pensado para otras épocas, obviamente. Y con su encanto, sin dudas.


Nos despedimos de la ciudad visitando los restos de la Muralla.


Páso siguiente, Mérida, originariamente: Colonia Augusta Emérita. Otro momento romano de nuestro viaje (cuán lejos llegó esta gente y cuanta cosa buena y mala que hizo por donde fueron).


Aún en uso, el Teatro y Anfiteatro Romano. Uno puede sentarse allí y ver una obra y dejar volar la mente hacia el pasado.


Algo que me sucedió en Museo Nacional de Arte Romano y que me pasó también con algunos otros durante esta aventura, es que la estructura del Museo es tan buena que rivaliza con la importancia del contenido (esto pasa en general cuando los edificios no son antiguos refuncionalizados sino que se han construido ad hoc). Les diré que en relación a éste, uno entra y el efecto óptico de la sucesión de elevados arcos sobre una galería central convoca a un justificado asombro.  


Las ruina romanas distribuidas por toda la ciudad forman en realidad un complejo, tales como el imponente Templo de Diana, el Foro Romano, el Arco de Trajano y el Puente Romano.


Los árabes no estuvieron setecientos años aquí por nada, así que también es muy bueno matizar visitando la Alcazaba.


Lo que tal vez no es tan común (porque musulmán y romano en España hay cosas por todos lados), es acceder al patrimonio visigodo. Es muchísimo más escaso en comparación. Por lo que una visita al Museo del Arte y la Cultura Visigoda es casi obligatoria.



Luego de tanto caminar, creo que lo más indicado es dejar caer la tarde y ver a los paseantes disfrutando algún bocadillo e infusión en la hermosa Plaza de España



( TODAS LAS FOTOS HAN SIDO TOMADAS DE MI CUENTA DE INSTAGRAM @elviajeroinvernal