sábado, 5 de agosto de 2017

De Itálica a Sevilla (21-22 de Enero, 2017)

Si llegan a Santiponce antes de que abra el complejo arqueológico, no duden en desayunar en el modesto bar que se encuentra frente a la entrada, para comenzar temprano a disfrutar de la gracia de los andaluces y su manejo del idioma. A pesar del alegre gentío y el barullo, entren como si supieran los que hacen y pidan "Un manchao y media tostá" y tomen de cualquier mesa para untar "Manteca colorá"; después me cuentan.  
La Colonia Aelia Augusta  Itálica,  patria de emperadores Trajano y Adriano, es una visita imperdible. Quiero destacar algo en particular que me asombró, más allá de la conservación del patrimonio arqueológico. Vimos un video, que cumplía montones de reglamentaciones de comisiones europeas ad hoc;  la reconstrucción de la vida cotidiana plasmada allí venía acompañada por categorizaciones de "Evocativo"; "Posible"; "Altamente Probable". A este punto el cuidado y detallismo de la presentación del legado cultural.
Ya en Sevilla visitamos la bella Plaza Nueva. Estaba un poco atestada y fuimos presa de alguna manera de prácticas predatorias hacia el turista internacional (lo que sentirán en Caminito en La Boca; me sentí identificado). Los ofrecimientos de viajes en carros con caballos, el Metro de superficie, la Catedral con acceso mayormente pago (a la mañana siguiente, domingo, por la misa, pudimos acceder gratuitamente), las gitanas que nos ofrecían un ramito (que rechazamos)... nos sentimos bastante abrumados.
Luego del almuerzo, ya más relajados, nos dirigimos a la muy antigua, bella y excelentemente conservada Torre de Oro , la cual contiene un interesante Museo Naval.
Caminando a orillas del Guadalquivir uno se da cuenta de porque lo llamaron "río grande".
Llegamos luego a la Real Maestranza de Caballería (Plaza de Toros y Museo Taurino). Turistas sajones miraban extrañados a la estatua ecuestre de la dama en la vereda y nos preguntaron si sabíamos quién era. Me hubiera encantado responderles que era la madre del Rey Juan Carlos pero, ignorante uno, hasta poco después no me enteré.
Quiero detenerme un momento para un comentario; no es lugar éste ni espacio suficiente ni tengo el tema tan pensado como para poder dar una opinión reflexiva e informada  sobre si toros sí, toros no, ni entrar en polémica. Pero haciendo abstracción del tema del sufrimiento animal (que me parece muy atendible) creo que el tema sociocultural, tradicional, histórico acerca de las corridas tampoco puede ser soslayado. 
La posterior caminata por el Parque María Luisa fue extremadamente agradable, como así también la visita al Museo Arqueológico de Sevilla y al Pabellón Mudejar. Admito que no sabía nada de Carambolo y el hallazgo de Tomares. Terminando la jornada fuimos por el Paseo de las Delicias y Iglesia del Sagrario. Al volver al hotel, comimos sobrasada (ya sé que fue a destiempo en este viaje porque tiene otro origen, pero no se la pierdan).
Al día siguiente sí, visitamos la Catedral de Sevilla (donde la Duquesa de Alba tenía el privilegio de poder entrar a caballo) y el Mausoleo de Colón. Vimos por fuera La Giralda y, antiguo estudiante de historia, me di el lujo de fotografiarme frente al  Archivo de Indias. Creo que no está suficientemente valorado por el turismo el Real Alcázar (lo recomiendo enfáticamente). Paseamos también por el Barrio de Santa Cruz, los Jardines de Murillo, la Real Fábrica de Tabaco (la de Carmen), Plaza España, el Castillo de San Jorge ( con su Museo de la Inquisición), el Mercado de Triana y el Paseo del Arte, el Palacio de la Condesa de Lebrija y la magnífica estructura de Las Setas (se camina por encima). Nos despedimos con la Basílica de la Macarena (con el Camarín de la Virgen) y la Alameda de Hércules.

( TODAS LAS FOTOS HAN SIDO TOMADAS DE MI CUENTA DE INSTAGRAM @elviajeroinvernal 





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