domingo, 11 de marzo de 2018

Conectarse o no conectarse, he aquí cuestión (2da parte)

Como sostuve en una nota anterior, mi consejo es DESCONECTARSE lo más posible. Eso no quiere decir que no existan circunstancias particulares que lo requieran y razones atendibles.

Estaba conforme con lo que había hecho en mi viaje anterior (sin plan especial de la empresa proveedora, sin tarjeta SIM comprada, descarga de datos deliberadamente bloqueada, sólo WiFi gratis donde pudiese usarlo). Había cuatro situaciones que me hacían dudar. Tres de ellas se probaron infundadas. 

En primer término, temía que fuese necesario y útil por mi incapacidad de comunicarme en francés el contar con un intérprete online siempre disponible. No fue necesario; todos los lugares relacionados con turismo aceptaban el inglés de buen modo como medio de comunicación.

Por otra parte, si bien había descargado previamente en Google Maps los mapas de destino para la ruta, dudaba de que pudiera usarlos para orientarme en las calles de las ciudades. Si bien no me guiaron oralmente, los mapas estaban allí y se usaron.

Además, tenía en cierto momento que encontrarme con otra gente (que contaba con planes telefónicos válidos) a una hora y en un lugar específico. Cualquier problema que surgiera ya en camino, no podían comunicármelo. Afortunadamente, nada imprevisto sucedió.

Pero finalmente hubo una necesidad de conexión que no pude superar. Sorprenderá a muchos, pero hay gente (mayor y a veces incluso con problemas de movilidad) que depende de teléfonos de línea y para las que Whatsapp no es solución.

No soy smartphone friendly y menos SIM friendly. Mi teléfono cuenta con un doble deck pero no sabía bien como usarlo, aunque alguien me dijo que podía tener dos líneas, la original y la SIM agregada en el exterior, funcionando a la vez y optando entre ellas. No sé si era mi caso, no me molesté en averiguar tampoco.

Eventualmente me decidí a enfrentar la situación y entré en París a un negocio ad hoc; me preguntaron si lo quería para descargar datos o para hablar (confirme que era para esto último). El vendedor desapareció por el fondo del local y volvió minutos más tarde con mi SIM original en la yema de un dedo. Pagué los pocos euros y me fui inseguro, sobre todo porque pregunté si también iba a servirme en Inglaterra y me contestó "No, sólo en Europa" (eso sí que fue un Brexit relámpago).

Conseguir WiFi gratis en comercios es un arte, en el que a veces hay que llenar planillas de datos, que incluso piden un número local. Ese fue un beneficio no buscado que logré en forma instantánea. Una yapa, como decimos en Argentina.

Sin embargo, salimos del Eurotunnel y un mensaje de texto me anunciaba que ya contaba con un número local con prefijo internacional inglés. Y si bien me pedían que hiciera una confirmación por SMS que nunca logré realizar y eso acarreaba cambios semanales del número, éste funcionó por semanas (posiblemente hasta agotar el saldo), a pesar del mal augurio continental.


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